-¿Alguien más se unirá?
-Depende de lo que ofrezcáis
-Ofrecemos poder.- Un rayo de luna le ilumino la cara, su mueca parecía aun
mas grotesca.
Un leve sonido, se escucho en el silencio de la oscuridad, alguien se había
aparecido.
-Agente de Alfa Centauri quietos - su voz me resultaba familiar, en su mano
se encontraba su varita apuntando a los dos interlocutores. No imaginaba por
que habían enviado a esa División a realizar aquel trabajo.
Todo ocurrió muy rápido, el chico comenzó a correr y el Agente lanzo un
hechizo para detenerle. El estudiante callo inconsciente, pero el representante
del lord oscuro había conseguido sacar la varita y conseguido desarmar al
Agente. Aunque debía apoyar a mi compañero las ordenes estaban claras,
"Eres un agente de apoyo, no intervengas, solo observa". Detestaba
las órdenes. El combate continuaba y el hechizo de ocultación no me dejaba ver
la cara del Agente.
Las manos del Alfa Centauri hicieron un gesto y la varita voló hacia su
mano, no esperaba menos de un Agente Centauri. Continuaban las ráfagas de
hechizos, la lucha era encarnizada. Los gestos del Alfa no presagiaban nada
bueno, cada vez que lanzaba un hechizo le hacían llevarse la mano al pecho. Algún
hechizo debió alcanzarle en aquel lugar, necesitaba apoyo. Desenfunde mi varita
y espere. Los sonidos del bosque parecían más intensos como si las criaturas
del bosque notaran aquella lucha. No sé cómo pero aquel ser extraño lanzo un
hechizo que no conocía y el agente cayó fulminado, se acabo el estar en segundo
plano. Salí de mi escondite y me dirigí hacia él.
-Agente de Alfa Centauri, le rogaría que se rinda.
-Claro - después de soltar esa afirmación, su siguiente respuesta fue un
hechizo directo a mi pecho.
Lance un hechizo de protección y conseguí esquivarlo. Tenía que llevar la
lucha lejos de mi compañero. Si no podría salir herido, cuando le mire el
hechizo de ocultación había desaparecido. Mis ojos no podían creer lo que
estaba viendo, su cara estaba tendida en el frio suelo, su gesto de dolor, un
gesto que nunca había visto en su rostro. Adara, cuantas veces había visto su
sonrisa, disfrutado con su risa y ahora se encontraba tendida allí.
Un calor antinatural comenzó a invadirme, rabia, dolor, ira. Mi vida paso a
un segundo plano, solo veía su rostro en el suelo y el maldito rostro de aquel
ser. Su mueca cambio a una especie de sonrisa grotesca. Mis hechizos comenzaron
a impactar en él. Sin pensarlo repelía sus hechizos, avanzaba abandonando el
claro, llevándolo lejos.
Con un hechizo lo despoje de su varita.
-Diffractum Ossis - como si se rompieran miles de ramas salió de su cuerpo.
Mi semblante no cambio. Se desplomo en el suelo como si nada lo sujetara. Un
leve sonido salió de sus labios.
-Otros -
-Ignis Intimum - unas llamas salieron desde dentro de su cuerpo que comenzó
a consumirse, sus cenizas humeantes tiñeron el suelo del bosque y con una
ligera brisa se esparcieron.
La rabia había desaparecido y corrí hacia donde estaba Adara, la cogí entre
mis brazos y la examine poco a poco. Esperaba que nada la hubiera ocurrido, no podría
soportarlo, no podría soportar que algo la ocurriese. La agarre entre mis
brazos, llevándola conmigo hacia el castillo.
En mi cabeza solo estaba ella, pero se cruzo un pensamiento Maestro Denario,
cuando ella estuviese bien, él tendría cosas que explicar. Ese maldito
bastardo.
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