Anduve a duras penas, algo goteaba de mi hombro, tenía una astilla clavada,
en el fragor de la batalla no me había dado cuenta, ni siquiera el dolor me
hizo soltarla. La noche seguía siendo clara, escuche a los lejos voces, no las distinguía,
mi mente iba y venía y solo alcanzaba a dar un paso tras otro. Las puertas del
castillo estaban cerca, con una de mis manos intente abrir la puerta pero me
desplome. Unas voces comenzaban a acercarse, me resultaban conocidas.
- Dimas.... - su voz parecía asustada - chicos....
Abrí un poco los ojos, era Layla, su mano estaba llena de sangre, mi voz
estaba quebrada y seguía viendo borroso, entre mis brazos seguía Adara.
- Llevadla..... enfermería... herida - empecé a toser, algo de sangre salió
de mi boca y perdí el conocimiento.
No recuerdo nada más, solo el silencio.
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