Entregó la maleta al policía que se puso a examinarla, no solía llevar mucho equipaje, le resultaba demasiado molesto, incomodo y poco práctico. A cada año que pasaba sus manías crecían, aunque no fuera más que un imberbe muchacho. Tras veinte minutos registrando, no encontró nada. Sonrío al funcionario cogiendo su maleta deseándole un buen día.
Su paso por tierras norteamericanas no fue tan fructífero como esperaba, no encontró nada sobre el paradero sus padres, como las anteriores pistas que seguía a lo largo del mundo, solo le hizo gastar una parte de su herencia, la cual no le permitía ningún lujo.
Anduvo por la terminal, deteniéndose un momento frente a un televisor que emitía un boletín informativo, nada fuera de lo común, guerras en lugares perdidos del mundo, hambre, las miserias que asolaban al mundo, ni siquiera las cosas mejoraron tras la firma de armisticio.
La misión en la que sus padres desaparecieron fue justo tras la hecatombe, ellos no eran héroes al uso como todos los demás, de hecho los buscaban. Se movían por todo el mundo, pertenecían a las fuerzas especiales de la OTAN, misiones secretas, los archivos que necesitaba para encontrarlos permanecían en los archivos de varías agencias, solo los sobornos le hacían llegar a nuevas pistas, pero nada concreto.
Tenía ganas de llegar al piso franco de Madrid, descansaría las horas suficientes para deshacerse del jetlag y después iría en busca de diversión, sus habilidades estaban anquilosadas, solo paseo, pregunto, pero nada de entrenamiento. Esa noche tocaba vestirse para ir de caza.
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